Paola

Un atisbo de esperanza se refleja en esos ojos que instintivamente, buscan a Paola con entusiasmo.
-¿Paola, haces algo mañana por la tarde?
Y ese es el momento en el que Paola se deshace de alegría, e intuye que mañana por la tarde tendrá una tarde maravillosa.
Porque sí, porque Paola con algo que hacer se convierte en la felicidad personificada. Paola es como la música, libre. Y esa frescura, ese desparpajo del que contagia a los demás es lo que hace que cada tarde, Paola tenga algo que hacer con alguien, da igual el qué, o con quién, porque el simple hecho de saber que va a andar, a reír, a abrazar, hacen que su enorme corazón lata más deprisa.
Ella es capaz de dar todo, sin recibir nada a cambio, porque se alimenta del brillo de las miradas de otras personas, y ese es el motivo de que una sonrisa, simple, despreocupada y verdadera, consiga que Paola sepa que es la persona más afortunada del mundo.
Hoy me siento como Paola.
Y tengo ganas de poder, como hace ella, fundirme con las baldosas de una tienda de discos, o con los tres peldaños que unen la calle con esa heladería, o con el acompasado respirar de la persona que te acompaña.
Ojalá que Paola no cambie nunca, nunca. Y que esa magia que la rodea, que esa sonrisa de niña, se contagie a todo el mundo.

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